MURIÓ MARIO NAVARRO CASTRO: UN HOMBRE QUE CONSTRUYÓ ESPERANZAS
Falleció el dirigente sindical,
dirigente campesino, dirigente social por vocación definitiva y
permanente, campesino chileno y líder de carácter internacional, Mario
Navarro Castro.
Un hombre cabal, de un gran corazón
acogedor, de afectos amplios, generosidad, hospitalario,, de abrazos
amplios y estrechos, comunista mas allá de una militancia formal o de un carnet
oficial, incluso mas allá de su dolor por el distanciamiento a que lo
condenó una decisión injusta. ., .
Un hombre que construyó esperanzas, que
participó de grandes proyectos de país, que contribuyó de manera
importante a la recuperación de la democracia en Chile y a la inédita
marea mundial de la solidaridad en la lucha contra la dictadura
de Pinochet en Praga, Moscú, Paris, Estocolmo, La Habana, en fin en
todas las latitudes de la Tierra,
y que finalmente encontró en su patria chica, Pupuya, un pueblo que
es, un paisaje de cerros y cultivos, de gente sencilla y esforzada, los
Navarro, los Ortega, cerca del mar y en medio de un valle asolado por la falta
de agua pero fértil en esperanzas e ilusiones de progreso, un escenario
para materializar sus ideales de justicia, de democracia, de participación
ciudadana, .
Definitivamente un patriota, un
demócrata, un hombre del campo,
La propia vida de Mario Navarro es en si
misma una síntesis de una trayectoria social y política de las que han marcado
la historia de Chile, de sus protagonistas obreros, de sus
contradicciones y sus luchas, de sus logros y sus tragedias.
Simple, sencillamente, pero cabalmente,
los episodios de a vida de Mario son páginas de la historia de Chile. Y sobre
todo de su devenir social..Pertenece a la historia.
Nació en el seno de una familia de
salitreros, en la oficina salitrera Humberstone, donde llego su padre,
campesino de Pupuya, Matanzas, en la comuna de Navidad,
en busca de un mejor destino. A los siete años, Mario, volvió con
su familia a su tierra originaria, emigrando de la crisis salitrera , huyendo
del hambre, la pobreza, la explotación y de un escenario represivo como
el que produjo la matanza de la escuela Santa María en 1907.
Para Mario el destino estaba marcado. De
vuelta a sus lares, estudio en San Antonio, un puerto de Chile Central,
trabajo posteriormente en la construcción de la central hidroeléctrica del río
Rapel, y en el mineral de Cerro Blanco, de Polpaico, para finalmente
ingresar como empleado municipal en la comuna de Ñuñoa, en la Región Metropolitana.
Su condición de liderazgo, su vocación
de servicio público auténtico, y sobre todo su conciencia ética y de
clase, lo llevaron a la actividad sindical, y en los años 68 y 69, sus
compañeros le confiaron la presidencia de la Asociación de
Funcionarios Municipales de la comuna.
En 1970 fue elegido Secretario para
América Latina de la
Federación Sindical Mundial, una de las centrales internacionales
del entonces mundo bipolar, volviendo a Chile en 1971, para ocupar un cargo
destacado en la Central
Unica de Trabajadores, CUT, la máxima organización
sindical del país.
El Golpe de Estado del 11 de septiembre
de 1973, lo encuentra en las responsabilidades de mando del movimiento
sindical, y cae detenido tres veces, viviendo el camino de horror que la
dictadura decidió para los dirigentes políticos y sociales democráticos.
Vivió, y sufrió la tortura, la
violencia, la felonía, el abuso de los esbirros mandados por la dictadura
militar del general Augusto Pinochet en los centros de tortura y
exterminio de José Domingo Cañas, Cuatro Alamos, Tres Alamos y
Ritoque-Puchuncaví, escenarios del terror dictatorial.
En 1976 fue liberado y asumió su responsabilidad
para garantizar la continuidad de la dirigencia del Partido Comunista de Chile,
tras la caída de las direcciones encabezadas por Víctor Díaz y Fernando
Ortiz.
Luego en 1977, vino el exilio, la otra
pena infame de Pinochet , y Mario Navarro asume en Paris la
presidencia del Comité Exterior de la Central Unica de Trabajadores, una instancia que
participó activamente en desarrollar la solidaridad internacional con la lucha
por la democracia en Chile.
En 1983-1984 vuelve clandestino a Chile ,
cumpliendo tareas en su calidad de miembro de la Comisión Política
del Partido Comunista, y en 1985 cumple nuevamente tareas políticas y
sindicales, en la
Federación Sindical Mundial.
En 1989, y en medio de una confrontación
ideológica y política profunda del Partido Comunista chileno, Mario
Navarro es objeto de un “segundo exilio”, esta vez de sus propios
compañeros de partido, que junto a otros dirigentes se ve despojado de sus
roles de dirigente, siendo “marginados” de las filas partidarias y hasta
hostilizados.
En 1991 vuelve definitivamente a Chile y
se radica en Pupuya, siempre consideró su tierra natal, donde renueva sus
condiciones naturales de organizador y de líder, encabezando la
organización de los pequeños agricultores del secano costero, comités de
adelanto y juntas de vecinos locales.
En 2004 es elegido concejal, en
representación del Partido Comunista, de la comuna de Navidad, cargo al
que fue reelegido en 2008. Esto no es una contradicción, sino una decisión
consciente y consecuente de Mario Navarro, que siempre considero injusta
la actitud oficial adoptada en su contra por el PC, pero que siempre se
consideró comunista, en el más amplio y profundo sentido del concepto.
Hoy, en su despedida física, lo
recordamos por su actitud recta y noble, por su profunda convicción popular y
democrática, por su capacidad y sabiduría política, por su aporte a la
recuperación democrática de Chile, por su generosidad campesina, su
naturaleza campechana y su humor humor certero.
Como olvidar su “pronto alivio”, un
brebaje increíble, incalificable, pero efectivo contra los males de la
nostalgia o las madrugadas, su mesa generosa., o sus recuerdos de una historia
nacional donde él, sin pretenderlo ni decirlo era claramente
protagonista.
Como decía José Miguel Varas, también su
amigo dilecto y camarada, Mario Navarro era uno de los “tenaces” de los cuales
está hecha la historia social de Chile..
Por Marcel Garces. El autor es
periodista miembro del Consejo Editorial de Crónica
Digital.
Santiago de Chile, 29 de abril 2013
Crónica Digital
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